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Una muy buena residencia de entre muchas que por suerte o por desgracia e visitado, algo antigua chapada a los 70 (estilo clásico de la época y la zona), pero no por ello sin condiciones y sin ninguna falta de elementos acondicionados para su objetivo,( la especial atención, control, mantenimiento y cuidado de l@s mayores ), habitaciones cumplidas con grandes ventanas y buena entrada de luz, armarios roperos en su justa medida, pasillos amplios, salas de estar acogedoras, buen patio de luz central acristalado, muy buena terraza ajardinada con sol y sombra y con unas vistas espectaculares de montañas y vegetación , ( les da mucha vida a los residentes ), buena gerencia y dirección, el trato con la asistente social incomparable (muy atenta y competente), la cocina específica, la limpieza extrema, el trato por parte de enfermeras y del resto del personal hacia l@s ancianos muy profesional y cariñoso, ( se lo merecen ), en un resumen escueto, de las mejores que e visitado.

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Me faltan estrellas para poder valorar realmente este lugar y a todos sus trabajadores. Es un lugar de paz, amor a las personas que allí están, un olor a limpio,unas vistas maravillosas,con jardines y patios de cuento.Valoró todo eso, pero sobretodo el cuidado y amor maravilloso que han tenido con mi abuela y también conmigo, aún con la distancia que me sepAlava de ella.nGracias a todo el equipo con Martha su directora al frente.nGracias por toda vuestra dedicación hacéis un trabajo maravilloso ❤️nNos volveremos a ver aunque ella allá partido un día como hoy a la gloria.

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Edificio de gran belleza e historia desde el cual se contemplan unas vistas maravillosas del casco antiguo de Cuenca.

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El origen del hospital se remonta al siglo X cuando se estableció aquí la Orden de Santiago después de la conquista de Cuenca a los musulmanes en 1177. Más tarde, en los siglos XVI y XVII se realizan obras de ampliación y en el XIX una completa reedificación tras la Guerra de la Independencia contra las tropas francesas. A finales del XIX el edificio pasa a manos de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. En 1996 deja su función de hospital para convertirse en residencia de ancianos, cometido que actualmente sigue desempeñando positivamente.

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Ahora convertido en residencia de mayores es una pasada cómo es el personal de amable y da gusto confiar en ellos, además está cubierto por Wi-Fi para que los mayores puedan comunicarse con los familiares ahora en tiempos de covid. Me encanta, siempre ha sido una institución muy cuidada, pero el personal actual lo hace aun más especial.